Cuando un año va a terminar muchos de nosotros nos
hacemos numerosas preguntas: ¿he cumplido verdaderamente con lo que me propuse
hacer este año? logré cumplir mis objetivos,
materialicé mis sueños? pienso que algunos habrán cumplido sus metas, otros se
quedaron en medio camino y otros los postergaron, pero al final algo de todo lo
planificado se habrá realizado.
Siempre que termina un año se lleva muchas cosas, los
deseos cumplidos, sueños alcanzados, alegrías, pero también tristezas y
desconciertos, amores que se consolidaron otros que rompieron, amigos que nos acompañaron
y aún siguen con nosotros, pero otros que partieron para siempre esperando en algún
momento poder reencontrarnos, familias que se valoraron más, otras que
lamentablemente se distanciaron, hijos que compartieron con sus padres, otros
que simplemente los olvidaron.
Cada año guarda su misterio y se lo espera con mucha algarabía,
no sabemos exactamente como nos recibirá el próximo, hacemos todo lo que está a
nuestro alcance para que sea próspero y nos llene de bienestar, esa es la meta y
el deseo de todo ser humano, pero solo el destino conoce su misterio y él es el
encargado de revelarlo con el transcurrir del tiempo.
Lo que importa es esperarlo con esperanza, con intensidad
y con propósitos que alimenten nuestro ser, pensando siempre positivamente y mantener
el deseo vivo de que los sueños si se pueden alcanzar, solo resta en nosotros
ponerle acción a todo lo que hayamos visualizado.
Proponte ser feliz y llevar a cabo todo lo que
anheles, no te pongas límites y simplemente provoca tu propia dicha, recuerda
que eres el gestor más importante de tu historia.
Que este año que está próximo a comenzar traiga
para todos la dicha anhelada, que podamos ver nuestros sueños cumplidos,
disfrutemos la vida, los seres que amamos, soñemos más, preocupémonos menos, démosles importancia a
las simplicidades para que podamos besar la esperanza, porque mientras exista vida, siempre habrá un mañana.
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