viernes, 10 de abril de 2015

REFLEXION


Recuerda siempre  que lo que está destinado para suceder se dará de forma natural y espontánea, no hay necesidad de que precipites los acontecimientos, eso no es necesario y trata siempre de vivir a plenitud para que te sientas en armonía y realizado en la vida. 

Piensa siempre en conservar y cuidar de tu libertad para que te produzca felicidad, y así puedas hacer felices  a los seres que te rodean, convéncete que si eso sucede, vivirás  una vida plena y llena de satisfacción espiritual. 

Vive siempre en paz contigo, reconcíliate siempre con tu "yo" interior, para que puedas vivir en  reposo,  recuerda que cuando se vive en plenitud, puedes transmitir felicidad a los seres que conforman nuestro entorno.

Ten presente que no debes sufrir, no malgastes tu valioso tiempo padeciendo, no hay necesidad de que oscurezcas tu mundo albergando insatisfacciones y desdichas irreparables.

Se modesto  y agradecido con la vida,  para que te sientas pleno con tu interior,  y vive cada instante como si fuese el último que vayas  a  acariciarlo.

Busca siempre  dar ayuda a los  niños descalzos, hambrientos de amor y de sed, a los desprotegidos que deambulan por las calles en las noches frías, y a los ancianos olvidados, aquellos que saben que  su  ciclo de vida va terminando  y que sólo esperan serenos el llamado supremo.

No olvides amar desmedidamente, para que la vida te retribuya ese sentimiento multiplicado y recuerda siempre que haciendo el bien se alimenta el alma y nunca pienses en hacer el mal,  porque si eso ocurre, tendrás que admitir  que habrás sembrado tu  autodestrucción en la vida.

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