viernes, 24 de marzo de 2017

El éxito y cómo preparar a nuestros hijos para lograrlo - Orlanda Torres

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Desde muy temprana edad los padres preparan a sus hijos para ser los primeros en la escuela, el mejor alumno, el que ocupe el primer puesto entre sus compañeros de estudios. Luego cuando transcurre el tiempo viene la etapa del Colegio y de la Universidad y se arrastra un sinnúmero de reglas y procedimientos que se han considerado importantes.

Normalmente se le suele decir, no olvides ser el mejor entre tus compañeros y sacar buenas calificaciones; si es deportista, regularmente el deseo más grande del padre  es querer que llegue a la cima  y obviamente que gane  la Medalla de Oro, pero es esto lo más recomendable para un hijo?  

Debido a presiones familiares, muchas veces se comete el gran error de escogerle la carrera a su hijo, el padre se cree con ese derecho,  porque considera que la  carrera escogida,  será la que le rendirá  frutos en el  futuro y que por tal motivo llegará a ser un individuo exitoso. Con esto el padre se siente complacido, pero no sería mejor dejar que el joven decida lo que desea estudiar y que el escoja la carrera con la cual él se sienta identificado? ¿Se ha preguntado el padre en qué radica el éxito en realidad?

Posiblemente sea   pedirle a su hijo que acumule, calificaciones, medallas, certificados y diplomas   que en algunos casos posiblemente quedarán guardados en un cajón o colgados  para ser empolvados por el tiempo.

No se debe distorsionar el verdadero significado del “éxito”, depende de una serie de factores y de circunstancias, no sólo significa obtener un buen rendimiento a nivel profesional o académico, el éxito  es  la consecución de un objetivo ya sea pequeño o grande.

Lograr el éxito es también ayudarlos a que construyan bases sólidas e importantes para poder enfrentar la vida, esto les ayudará a tener un buen desarrollo en la sociedad.
Considero  que  además de preparar a nuestros hijos  para que triunfen académica y profesionalmente, se les debe proporcionar también  las herramientas necesarias  para que desarrollen su  inteligencia  emocional y su  autoestima,  para que tengan una buena integración en la sociedad, para que logren una buena convivencia, para que no vivan bajo la sumisión de nadie, para que siempre aporten un comportamiento de respeto hacia la humanidad,  para que convivan una relación de pareja saludable, para que cuando sean padres aporten bases importantes y sólidas  a sus hijos, para que vivan siempre respetando la libertad, los más esenciales derechos y valores vitales de la vida,  como la  nobleza, respeto,   grandeza y solidaridad.
Hay que hablarles de  los fracasos, de las decepciones, separaciones, duelos, prepararlos y formarlos para las adversidades, para que ellos  puedan encontrar las soluciones a sus conflictos, para que logren ser autosuficientes a nivel emocional   y así puedan  lidiar con los momentos  de  tristeza y soledad, para que  puedan encontrar resoluciones a  los problemas que obstaculicen su camino y crecimiento, porque la  felicidad es un compromiso individual, a veces difícil de atrapar y en ocasiones se torna  resbaladiza y frágil. 

No debemos de apartarlos de los avatares, debemos hacerle conciencia que hay que fortalecerse, porque la vida es lucha constante y de no darse por vencido ante los sucesos adversos,  porque el recorrido muchas veces está  lleno de asperezas y de poderosos obstáculos.

Enseñémosle la importancia de saber vivir e indiquémosle que la muerte es un proceso normal que puede presentarse en cualquier momento de nuestra existencia del cual nadie está exento.

No los llenemos de cosas materiales, en eso no radica el éxito, no les enseñemos que lo material garantizará una vida sin angustias, sin preocupaciones, enseñémosle la importancia de los sentimientos, de demostrar amor,   de dar   un abrazo y de ser mejores seres humanos. 

Estimulémoslos día a día para que sean audaces para  que tengan la suficiente confianza de creer en ellos mismos.

Demostrémosle que los placeres que nos brinda la cotidianidad  muchas veces son los que nos transportan hacia la  auténtica felicidad. Con ese aprendizaje ellos estarán listos para encarar los acontecimientos con madurez y con una postura firme ante la vida.

Porque vivir es luchar, es arañar, es agarrarse para no dejarse vencer, alentémoslo para que vivan el hoy y que no se apresuren por el mañana, porque el mañana es verdaderamente impreciso.


No olvidemos el concepto del éxito, el éxito es relativo y cual sea que fuese tiene su gran repercusión en la vida.

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