Cuando el ser humano se enamora, se siente atraído,
sublimizamos al ser escogido y pensamos que es el ideal. Esto origina en el sujeto una serie de
transformaciones químicas en su cerebro, produciéndose una sustancia llamada
endorfina, por eso observamos un aspecto físico muy elocuente de la persona
enamorada, su mirada ya no es la misma, su físico empieza a cambiar, su
comportamiento también cambia, parece ser que caminara sobre las nubes, el
enamoramiento suele ocasionar múltiples cambios positivos en el individuo tanto
físicos como emocionales.
Enamorarse es algo maravilloso, pero sólo es el
comienzo de una relación.
El amor normalmente llega después, cuando empieza a
desaparecer el enamoramiento, cuando se ha construido una relación y ha pasado un tiempo prudente,
cuando aceptamos a la persona con sus
defectos, porque sabemos que esa persona no es perfecta ni nosotros
tampoco, cuando se empieza a reconocer
lo bueno y lo malo de la relación establecida, cuando se produce una amistad,
una complicidad entre las dos partes, cuando se dan cuenta que están decididas
a caminar y recorrer el camino de la vida aceptando sus fallas, valorando sus
vivencias y respetando sus anhelos y sus roles individuales.
Amar no es idealizar a la otra persona, no es estar
agradecido, no es admirarla, no es pensar que nos pertenece, al contrario, hay que
estar muy consciente que amar significa darle libertad a la persona escogida,
respetarle sus vivencias y su verdadera esencia.
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