viernes, 16 de diciembre de 2016

REFLEXION

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Cabe recalcar que del dolor nadie se podrá librar, nosotros decidimos si debemos hospedar el sufrimiento por largo tiempo o no.  Existen personas que casi nunca llegan a superar este estado permaneciendo en un duelo casi sin fin, produciéndose en el individuo una vida llena de insatisfacciones, las cuales se le debe aconsejar a la persona, que se someta a una debida atención para que logre salir de ese estado sombrío.
Los recuerdos de la persona que vivió y compartió por largos años, la separación abrupta del lugar donde fue feliz, la partida para siempre de un ser querido, suele ser en muchos individuos un proceso difícil de superar. Nadie dice que es fácil, tiene su proceso y debe ser respetado, pero llegará un momento que todo al fin tendrá respuesta.

Permanecer sufriendo produce un desbalance emocional, afectando la evolución de la persona, pero hay que tener presente que todo sufrimiento es como una sacudida que la vida nos provoca, como un gran desafió. Toda situación difícil nos exige una restructuración en nuestro ser, nos deja aprendizajes y la valentía de cerrar ciclos que ya no tienen validez,  para dar  paso a una vida con nuevos comienzos impregnados de esperanza.

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