Hay que saber trabajar tus emociones,
para que evites lastimar a los seres que te rodean y puedas asegurarte un
futuro limpio.
Humanicémonos más para poder vivir una vida
emocionalmente sana.
Recuerda que la vida tiene su fragilidad y esa
fragilidad puede verse evidenciada en cualquier momento.
Deja atrás las banalidades, los egos inflados, el
protagonismo y las competencias.
En eso no radica verdaderamente que tus
conocimientos sean los más valiosos.
Se tú mismo no compitas con nadie, mientras más
sencillo seas, demuestra cuan valioso eres.
¿Pregúntate cual es el propósito que tienes aquí
en la tierra, para que has venido?
¿Cuál es el legado que deseas dejar para que
trascienda?
Camina siempre por la vida con dirección, con
proyección, descubre tu esencia y lo que te define.
Aprende a ser sencillo, mientras menos desees figurar,
es porque has reconocido tu verdadero valor.
Recuerda que tú no necesitas el reconocimiento de
nadie, eres tú el que debes saber reconocerte.
Acercándote hacia la auténtica realización de tu ser,
viviendo en armonía con los demás para que puedas asegurarte un camino
sosegado, tranquilo e impregnado de paz.
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