Cuando sentimos seguridad en lo conocido, aunque nos lastime, nos volvemos
prisionero de un acondicionamiento que está lacerando nuestro ser día a día,
hasta que nos convierte en seres verdaderamente dependientes.
No evolucionamos, no crecemos y nos sumergimos al
punto de que puede deteriorar nuestro ser.
Cuando le damos paso a lo desconocido estamos creando
un mundo nuevo, donde podemos descubrir nuestras verdaderas potencialidades.
Si tenemos temor de vivir algo nuevo, nos convertimos
en víctimas de nuestros propios temores y limitaciones, arrastrando un pasado
que no nos dejará avanzar.
Si nos desligamos del apego nos convertimos en seres
más libres, porque lo desconocido, aunque trae incertidumbre lleva también un
poco de felicidad y magia hacia un horizonte nuevo lleno de posibilidades y eso
nos motiva a vivir.
Para conseguir nuestros objetivos, no es necesario
continuar el mismo camino, podemos cambiarlo en cualquier momento, lo
importante es que nos lleve a la meta a pesar de que tengamos que transitar un
trayecto extraño para nosotros.
Recordemos que mientras más nos apegamos a las cosas
más infelicidad nos puede producir.
Es necesario despojarse de todo aquello que nos ate. Todos
merecemos alcanzar la libertad y en la libertad se encuentra la verdadera esencia
de la vida.
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