En
mi recorrido cotidiano he observado diferentes causas que pueden hacer que
merme el amor. Según mi apreciación pienso que cuando dos personas adultas
deciden llegar al matrimonio o a establecer un vínculo, es
porque están convencidos de que existe un sentimiento real que los motiva a
compartir sus días, pero en muchos de los casos se ha podido observar que con
el paso del tiempo ese amor empieza a mermar.
¿Por qué? ¿será la rutina? ¿las diferencias de pensamientos que empiezan
a aparecer debido a los problemas de la cotidianidad?, la forma de vida tan
disfuncional que estamos sosteniendo?, en fin…, podríamos enumerar muchos
factores que hacen que el matrimonio o el vínculo escogido pierda su
consistencia y provoque que esa unión se convierta en una monotonía y que en
algunos casos se vuelva tan frágil que pueda llegar a resquebrajarse. ¿Qué
hacer? ¿Qué debemos establecer en estos casos? No buscar culpables, sino
soluciones concretas, entrar en un profundo diálogo, dónde cada cual exponga su
desagrado y así poder lograr grandes y
beneficiosos acuerdos para el vínculo establecido. Para esto se necesita ser muy consecuente con
lo que realmente se está estableciendo, ser muy conciliador y tener muy claro, qué es lo que realmente se
desea para que esa unión pueda continuar su trayecto de una manera transparente,
porque si una de las dos partes falla, prácticamente se estaría cayendo en un
círculo vicioso en donde tarde o temprano la relación se terminará
destruyendo y ambas partes saldrán lastimadas desafortunadamente.
Si
consideran que se debe salvar la relación, hay que tratar siempre de respetar
el espacio de tu pareja, darle la importancia que necesita, ayudarse mutuamente,
no mutilar los sueños ni las aspiraciones individuales y recuerda que no vas a
lograr nada en la relación, sino eres digno de lo que tanto anhelas.
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