La
persona que es egoísta no se interesa por los demás, vive solo para ella, no
siente ninguna satisfacción por dar, solo siente placer cuando es complacido. No
muestra interés por los problemas ajenos, no se conmueve ante nada, ni se
interesa por el respeto ni la integridad de las personas que conforman su
entorno.
Este
tipo de personas se interesan solamente en su bienestar, no muestran placer en
ayudar, solo quieren sentir placer para ellos mismos y desean ser siempre complacidos,
faltando con esa actitud el respeto hacia las personas.
Normalmente
estos individuos, al no sentir amor por los demás, pierden toda comunicación
afectiva, la solidaridad, la lealtad, la generosidad y el respeto.
Esto
se evidencia en la actualidad, donde el mundo se ha vuelto tan competitivo y ha
perdido los principios, la sensibilidad, la reciprocidad y lo que realmente
tiene sentido en la convivencia humana, el respeto y el amor al prójimo.
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