El
que vive sin paz interior se convertirá en un prisionero de sus propios
sentimientos oscuros como: el odio, la ira, irritabilidad y la mezquindad.
Cuando
nos sentimos en paz, somos seres transparentes, optimistas, amigables, y hasta
dadivosos, damos lo que no tenemos porque sentimos un bienestar que nos produce
generosidad.
Cuando
somos seres insatisfechos, irascibles, hostiles y egoístas, es porque en el
fondo no hemos encontrado la paz que necesita nuestro ser y normalmente
producimos daño a los demás debido a nuestro descontento interno.
Aprende
a dejar atrás los errores de tu pasado, para que te forjes un camino limpio y
transparente en el futuro, procura que cada día que tengas frente a ti, siempre
hacer el bien a los demás con pequeños detalles, da ayuda al necesitado,
recuerda que todo lo que des será multiplicado en la vida y todo lo que tu
entregues con amor, alimentará tu espíritu y producirá felicidad a otros seres
humanos.
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