domingo, 31 de enero de 2016

Con el paso del tiempo



Con el paso del tiempo se empieza a comprender muchas cosas, podría nombrar tantas, pero no alcanzaría.
Solo sabría decir que he aprendido más, pues he aprendido a sobrellevar los cambios lógicos de la vida; los hijos se empiezan a ir, vuelan a ser felices, bella juventud impetuosa, etapa donde a nada le temes. Vivir es lo importante en ese momento, a veces los celebro, se olvidan de las preocupaciones, desconocen las repercusiones que podría tener cada paso que se da en la vida. Es en esa etapa donde se conoce al verdadero amigo, al amor que no se olvida, los lugares más extravagantes, los momentos más memorables de ese tiempo, “hermosa juventud que no regresa”.
Hoy nos queda la satisfacción de verlos que crecieron, que los preparamos para enfrentar la vida, para los tropiezos, pero también para que se levanten y que a pesar de los aciertos y reveses que hay que encarar en la vida, siempre hay que proseguir. Solo queda desearles que busquen realizarse como adultos y que formen su propia familia, buscando siempre lo mejor para ellos y para los que formen parte de su entorno.
Mientras tanto, los padres quedamos solos en casa, recordando nuestra etapa que también fue vivida intensamente, solo con algunos cambios, éramos más temerosos y guardábamos más cuidado, la tecnología no había minado nuestra forma de relacionarnos con los demás, nos comunicábamos con más afecto a través de las palabras y de grandes gestos que eran emotivos, como un abrazo, una llamada, o una mirada que decía lo suficiente.
Todo cambia, nada permanece estático, los hijos avanzan, nosotros también, pero enriquecidos de haber aprendido en nuestro recorrido, hoy los contemplamos de lejos, y solo deseamos que se realicen en la vida, que encuentren su propio norte y que no se olviden de ser felices.
Mientras ellos disfrutan su etapa, nosotros los padres buscamos otra manera de disfrutar la nuestra, muchos preferimos aguardar en casa su llegada leyendo un libro, disfrutando de una película en la televisión y otros preferimos compartir una tranquila velada con amigos de antaño.
Los años ya nos son los mismos, ahora reposamos más, tenemos otras obligaciones, sentimos más cansancio, solo nos queda apreciar la vida de otra manera, pero nunca olvidar de que hay que seguir disfrutándola.
Mientras, en nuestra memoria evocan los recuerdos de cuando fuimos también jóvenes y adolescentes felices, hoy caminamos disfrutando también los momentos de esta etapa dorada que guarda gran significado y peculiaridad.
Ahora vivimos más sosegados porque en esta etapa de la vida lo que más nos importa es vivir en paz.

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