Renuncia a los apegos y
a todo aquello que ya no tenga validez en tu vida, para que no atrase tu
crecimiento espiritual.
Nunca permitas la carencia
de afecto de la persona que te acompaña en tu recorrido, si eso llegase a evidenciarse, es el momento
de cerrar ese capítulo de tu vida y comenzar uno nuevo.
No te desalientes, porque todos guardamos en nuestra vida “batallas perdidas”, pero eso no justificará que tengas que declinar tus más
anheladas quimeras.
Recuerda que el lenguaje
más poderoso y sublime del hombre, sin
necesidad de hablar, es el afecto que
demostramos diariamente a los seres que amamos, sin amor, nadie puede caminar sereno.
Muchas veces el silencio
es más elocuente, que mil palabras que carecen
de contenido.
No le temas a los días
tristes, oscuros y abrumadores, porque muy posiblemente después de esos días sin
luces, seremos sorprendidos por momentos
llenos de ventura.
De que vale acumular tantas
cosas materiales en la vida, cuando no
sabemos ser verdaderamente humanos.
Nunca permitas que
ningún error te derrumbe la seguridad que guardas en tu interior, recuerda que después
de la caída, siempre hay que proseguir.
Piensa, que la seguridad que tengas de ti mismo, será la herramienta más poderosa que te
acercará al éxito, comprende que sin ella, no llegarás muy lejos.
Aprende a darle
credibilidad a tu propio yo, posiblemente el día que lo hagas, te darás cuenta de que todos
empezarán a confiar en ti.
Trata de encontrarte a
ti mismo, el momento que te descubras, todo
fluirá para tu bien y tu prosperidad.
No olvides de creer en
ti y en tu capacidad, el día que aprendas
a confiar firmemente en ti, te fecundarás de energía y vitalidad, para alcanzar todo lo que te has propuesto conquistar.
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