He observado y vivido en estos últimos
tiempos cómo se está olvidando el gesto de darnos una mano y de retribuir de
alguna manera un favor. El sujeto cada día pierde su esencia y se convierte en
un ser mecánico y lastimosamente mezquino, donde pierde la calidad de los
valores más hermosos para una convivencia igualitaria.
Es por eso, por lo que los hogares cada
día se tornan disfuncionales, la relación de pareja deja de ser saludable,
existen las infidelidades físicas y virtuales, las relaciones con los hijos
prácticamente desaparecen. Lastimosamente en la actualidad los padres ven muy
poco a sus hijos y la integración familiar está desapareciendo, podríamos decir
que tanto los hijos como los padres están viviendo mundos diferentes donde los
lazos más vitales de vida están extinguiéndose y cada cual vive su propio
espacio sin importarles nada.
Obviamente muchos padres se encuentran
alienados y sumergidos en un mundo competitivo y materializado que lo que hace
es minar el espacio más sagrado que es el núcleo familiar y eso produce un
deterioro lamentable, evidentemente esto tarde o temprano si no es bien
manejado y tratado a tiempo producirá un fenómeno preocupante del cual nadie
saldrá exento y se convertirán en seres infelices porque se habrá roto tanto el
vínculo del matrimonio como el de padres a hijos.
Prevalecen los padres ausentes y alejados
de las necesidades de sus hijos, aun viviendo en el mismo techo y no se dan cuenta
de que se está produciendo un agravante en el núcleo familiar. Es ahí donde se
empieza a evidenciar una serie de factores que perjudicarán cada día la
relación entre padres a hijos y se produce un duelo interno, todo esto es
debido al sistema en el que se está viviendo en medio de objetos sofisticados
que cada día nos están minando, olvidando con esto, que los seres humanos
necesitamos, desprendernos más de estos aparatos que mutilan nuestros afectos y
emociones, y debemos de ocuparnos en ser más solidarios y mejores seres
humanos.
Cuando se vive en las grandes ciudades
donde el consumismo y las grandes tecnologías son de cierta manera un fantasma
amenazante se pierde un poco la coherencia y empiezan a descubrirse las
falencias y es entonces donde el resquebrajamiento a nivel social y familiar se
convierte en un fenómeno que, si no es controlado a tiempo, produce grandes
connotaciones casi insalvables en la vida de cada ser humano.
Esto también se puede llegar a percibir en
los entornos laborales, donde cada cual se sumerge en un individualismo agresivo,
ya no existe la solidaridad laboral, nadie quiere ayudarte, nadie se expone,
todos temen perder lo que tienen. Esto significa que el ser humano se exime de
dar y de ser reciproco, vive con temor a ser desplazado, porque piensa que quizás
será despojado de lo que tiene y de todo aquello le costó obtener. Entonces en
vez de dar ayuda se vuelven seres desconfiados y lamentablemente mezquinos.
Si observamos las comunidades indígenas, nos
daremos cuenta de que ellos viven con lo más esencial, podríamos decir que ahí
la convivencia es más pura, trasparente y más humana, menos maquillada y más
real. Nadie piensa en estos factores antes mencionados, se respira pureza, existen
muy pocos problemas. Estas personas no necesitan un profesional que los ayude,
ahí no tiene ninguna validez, porque ellos son aun seres cristalinos que conservan
su verdadera autenticidad y nobleza.
En estas comunidades, nadie es utilizado
para su conveniencia como en las grandes ciudades, ahí todavía existe la reciprocidad
y la solidaridad humana.
Es en nuestra sociedad tan sofisticada,
pero a la vez tan deshumanizada donde lo único que prevalece es el poder, lo
vemos en nuestro entorno, a nuestro alrededor, en los centros de trabajo, en la
televisión con las campañas políticas donde cada candidato se defiende de
manera aberrante insultando al otro y buscando de su pasado el lado más oscuro
para poder llegar a derrotar al contrincante.
Si ellos son los que nos van a
representar, ¿qué ejemplo están dando a la sociedad?, donde cada día el hombre
vive algo parecido en sus hogares, en sus centros de trabajo y lamentablemente
este ejemplo se proyecta en nuestros jóvenes que consideramos son el futuro del
mañana.
Debemos hacer un alto y pensar, que
debemos conservar nuestros valores, que lo más importante que se tiene en la vida es la
familia y los seres que verdaderamente amamos y conforman nuestro entorno.
Seamos más agradecidos y recíprocos. No
perdamos la humildad y conservemos la esencia y la solidaridad humana.
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