Existen personas que a lo largo
de su vida se preocupan más
por tener una vida con lujos y detalles
sofisticados, muchas de ellas viven en lujosas mansiones que al
final del día ni siquiera pueden disfrutarlas; los hijos ya han
partido, muchos de ellos ni siquiera pueden gozar esa
casa con su pareja, llegan muy tarde después de una larga jornada
laboral, se sienten agotados y simplemente
prefieren descansar.
Normalmente estas personas se identifican coleccionando objetos caros,
de gran valor material, sin embargo, no se sienten
emocionalmente contentos, aunque logren tener todo lo material que exista,
estas personas presentarán en su interior trastornos de insatisfacción,
llevando así, una vida netamente existencial.
Pienso que la mayoría de estos coleccionistas vivieron una niñez
carente, por eso el afán de sentirse poderosos cuando son
adultos, rodeándose de lujos y de cosas para suplir su vacío. Es
posible que saturándose de estos elementos aumente su poder hacia
los demás, pero en realidad, en su interior son seres
verdaderamente inseguros y débiles.
Se ha comprobado muchas veces que el individuo que presenta
carencias afectivas, tiende a reemplazarlas con objetos, porque siente en
su interior insatisfacción, demostrando con su comportamiento una
gran debilidad emocional. Todo ser que le dé más importancia a
acumular cosas y dinero de manera excesiva, posiblemente se pueda
convertir en un adicto.
Muchas de ellas pueden ser personas que no efectúan el trabajo deseado o
anhelado;
o sea, existe una falta notable de lo que significa la
realización profesional.
Otras tienen grandes desajustes en su interior como: carencia de afecto,
de autorrealización, inestabilidad en su hogar, mala
relación interpersonal entre su pareja, hijos, amistades,
inseguridad personal, baja autoestima; en otras palabras, son
personas que presentan disconformidad con su
realidad, con su entorno y con su propio yo.
En la mayoría de los casos, estos individuos consideran que
deben suplir sus carencias acumulando objetos y lo hacen como un
mecanismo de defensa, pero en realidad son seres que se sienten netamente
vacíos.
Cuando nos encontramos en situaciones verdaderamente difíciles como la
muerte de un ser querido, una enfermedad terminal, cuando nos quedamos solos e
imposibilitados, ningún elemento tiene sentido, pierde todo valor ante
tan abrumadores sucesos, porque nada material garantiza una vida llena de
sosiego.
Me pregunto ¿qué es lo más importante en el ser
humano, lo material o sentirse emocionalmente realizado?
Considero que cuando nos sentimos verdaderamente realizados, satisfechos
con nuestro “yo” y con nuestro entorno, vivimos una vida
despejada y llena de placer, no importa la carencia material que
pudiese existir, el ser humano busca la aceptación del ambiente en el que
vive, sintiéndose contento con las cosas que guardan poco
valor, pero que lo acerca más hacia la auténtica felicidad.
Tema del libro "Volando en Solitario"
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