En ocasiones nos parece imposible observar con impotencia, cómo el
bienestar y el reposo de un país se ve violentado.
Creo que cuando enfrentamos sucesos emotivos, significativos y dolorosos, nos
damos cuenta que nada nos garantiza una vida sin amenazas.
Nos preguntamos muchas veces, cómo sentimientos tan inhumanos pueden
todavía seguir sosteniéndose sin piedad en el mundo.
Siempre he sostenido mi filosofía de vida, no existe ningún elemento que
nos acredite que tengamos un camino despejado.
Es ahí cuando nos damos cuenta que debemos valorar cada instante de la
vida, preservar siempre la salud, pues ella es un gran tesoro, disfrutar a los
seres que amamos porque desconocemos cuando la vida pueda privarnos de ellos,
alegrarnos de los pequeños e insignificantes momentos que nos regala la vida,
porque en realidad no sabemos si tendremos un mañana.
En ocasiones nos parece imposible observar con impotencia, cómo el
bienestar y el reposo de un país se ve violentado.
Creo que cuando enfrentamos sucesos emotivos, significativos y dolorosos, nos
damos cuenta que nada nos garantiza una vida sin amenazas.
Nos preguntamos muchas veces, cómo sentimientos tan inhumanos pueden
todavía seguir sosteniéndose sin piedad en el mundo.
Siempre he sostenido mi filosofía de vida, no existe ningún elemento que
nos acredite que tengamos un camino despejado.
Es ahí cuando nos damos cuenta que debemos valorar cada instante de la
vida, preservar siempre la salud, pues ella es un gran tesoro, disfrutar a los
seres que amamos porque desconocemos cuando la vida pueda privarnos de ellos,
alegrarnos de los pequeños e insignificantes momentos que nos regala la vida,
porque en realidad no sabemos si tendremos un mañana.
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