Para escoger un amigo no se debe establecer diferencias de nacionalidades, lenguaje o etnia.
Si entendemos el verdadero concepto de “amistad”, sabemos que implica valorar a las personas no por su imagen, idioma u origen, sino por su esencia. De lo contrario estaríamos haciendo diferencias y discriminación, por el simple hecho de no pertenecer a un país o a un grupo establecido de nuestro agrado.
Si la amistad que profesamos y nos profesan guarda una interrelación de transparencia, respeto mutuo y reconocimiento de los momentos importantes compartidos, es suficiente para que se considere una amistad auténtica.
En eso radica la verdadera "amistad".
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