Cuando se emprende la
partida, se produce un desarraigo muy
fuerte. Siempre se sentirá nostalgia de lo que se dejó atrás y de todo lo que
se abandonó. Nada puede reemplazar tus verdaderas raíces ni sustituir la
presencia de los seres queridos que compartieron
contigo momentos significativos.
Partir significa muchas
veces renunciar a todas las cosas que guardaron un profundo
significado en nuestra vida.
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