domingo, 5 de mayo de 2019

REFLEXION - Orlanda Torres




Hay que aprender a valorar todo lo que la vida nos regala por más simple que sea.

Hay que saber trabajar tus emociones, para que evites lastimar a los seres que te rodean y puedas asegurarte un futuro limpio.

Humanicémonos más para poder vivir una vida emocionalmente sana.

Recuerda que la vida tiene su fragilidad y esa fragilidad puede verse evidenciada en cualquier momento.

Deja atrás las banalidades, los egos inflados, el protagonismo y las competencias.

En eso no radica verdaderamente que tus conocimientos sean los más valiosos.

Se tú mismo no compitas con nadie. Mientras más sencillo seas, demuestra cuan valioso eres.

¿Pregúntate cual es el propósito que tienes aquí en la tierra, para que has venido? ¿Y cuál es el legado que deseas dejar para que trascienda?

Camina siempre por la vida con dirección, con proyección, descubre tu esencia y lo que te define.

Recuerda que lo material y las poses no aseguran que seas un ser talentoso y valioso. Aprende a ser sencillo, mientras menos desees figurar, es porque has reconocido tu verdadero valor.

Recuerda que tu no necesitas reconocimiento, el primero que debe reconocerse eres tú mismo.

Proponte metas concretas, provoca tu propia evolución.

Acércate hacia la auténtica realización de tu ser, vive en armonía con los demás para que puedas asegurarte un camino sosegado, tranquilo e impregnado de paz.
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