martes, 24 de noviembre de 2020

ENCONTRAR UN PUNTO MEDIO - Orlanda Torres


 

En la actualidad la sociedad tiende a exigirnos mucho más de lo necesario, muchas personas se ponen metas a veces innecesarias, como llegar a tener el físico perfecto, el trabajo ideal, el carro del año, la casa de ensueños, el viaje añorado.

 Vivimos en un mundo de competitividad, convirtiéndonos en objetos dejando atrás al sujeto, “vale el que más tiene”, el que más puede ostentar, el ser humano aprende a cosificarse y a darse valor por lo que tiene o aparenta, esto no hace más que producirle una gran carga de ansiedad al hombre, es ahí donde aparece la frustración, porque se auto exige demasiado, baja su coeficiente, se pone ansioso, muchas veces al borde de sentirse tan presionado que puede llegar a la depresión.

El deseo de llegar a tener de forma compulsiva puede ocasionarle al individuo un estado de estrés y en ese camino pierde la salud, y cuando ya obtiene lo deseado, poco lo puede disfrutar porque ha perdido lo más valioso, el bienestar para disfrutarlo.

Es bueno llegar a tener lo que se anhela en la vida, el deseo de querer poseer cosas materiales puede ser justificado, pero no de manera desmedida, peor aun cuando se pone en juego la salud de la persona.

Llegar a resignarse y a no tener el más mínimo deseo por nada, también puede ser nocivo, porque significa que se ha llegado a un descontrolado conformismo.

 El ser humano no puede llegar a los extremos siempre debe existir un punto medio, es necesario pensar en ser mejor, pero no el mejor de todos.

Cabe recalcar que hay que tener metas concretas en la vida, pero no por esas metas llegar a destruirse, se debe ser flexible con uno mismo, sin necesidad de exigirse desmedidamente.

 El sujeto no debe convertirse en un robot, recordemos que a veces se puede, pero otras veces no, es necesario evitar que el individuo se convierta en un ser descontento.

 Pienso que debemos disfrutar las cosas que hacemos, hacer lo que podamos no auto imponernos más de lo que nuestro cuerpo merece. El tren de vida actualmente nos exige demasiado y está mutilando la esencia del ser humano.

 Muchos de nosotros no vivimos, solo existimos y vemos que la vida se pasa sin poderla disfrutar.

 Recordemos que la vida es demasiado frágil y podemos irnos sin haberla verdaderamente apreciado. Siempre he escrito y considero que la felicidad es una elección, es un compromiso, pero es algo que debemos buscarla sin apresurar los tiempos, debe disfrutársela en el camino y en el corto espacio cuando aparece, pero no presionándola para que llegue, porque eso no hará más que desgastarnos cada día.

Vivamos más sosegados, con optimismo, pero no desmedido porque la vida también consiste en fallar, en equivocarse, pero en levantarnos las veces que sea necesario. Disfrutémosla en la medida como se va presentando y lleguemos a cumplir nuestras metas, pero sin cargas que nos desestabilicen, ni nos presionen, para poder caminar serenos continuando nuestro viaje.