domingo, 25 de noviembre de 2018

La Nostalgia de la lejania - Orlanda Torres



Cuando existe un desarraigo emocional y físico, el deseo de reencontrarse con los seres queridos se hace inevitable y se convierte en una gran prioridad para el ser humano.

Cuando se emprende la partida, se vive un sentimiento muy fuerte, nos embarga la tristeza de lo que se abandona, es entonces cuando pensamos que la voz a través del teléfono o la letra escrita de los seres que tuvimos que dejar atrás, pueden llenar los espacios que se establecen cuando decidimos alejarnos.

El sentimiento de la lejanía produce muchas veces un estado de nostalgia, debido a eso, la importancia que existe para todo ser humano reencontrarse con su pasado, consigo mismo y con sus verdaderas raíces, eso suele ser favorecedor.

El estar aislado del entorno primario que nos vio crecer, ya sea por voluntad o por situaciones externas, hace descubrir fuerzas que el ser humano desconoce, es ahí donde se empieza a vivenciar poderes que no creemos poseer.

Solamente cuando se está en esas condiciones es cuando el hombre logra desarrollar mecanismos de defensa y de supervivencia que desconoce.

El aislamiento es un estado elocuente y a la vez enriquecedor, te permite aprender a superar situaciones y obstáculos que no imaginaste que podrías vivir, y así mismo, permite reconocer y valorar lo que en muchas ocasiones nos pareció insignificante e intrascendente en la vida.

La fe y el deseo de reencontrarte con tus seres queridos te hacen mantener viva la esperanza y se convierte en tu mayor motivación para alimentar tus días.

La esperanza suele derrotar la angustia y la inquietud, poniéndole fin a un período sombrío y paralizador.

sábado, 17 de noviembre de 2018

La relación de pareja y su gran desafío - Orlanda Torres





¿Cuál sería la pareja ideal o el compañero que nos ayudará a recorrer el camino?¿Cómo detectar si la persona elegida ha sido la correcta?

Cuando se camina con un objetivo en común, disfrutando y admirando las actividades de cada uno, como son los deseos mutuos, acontecimientos, aspiraciones y anhelos.

Cuando ayudas para que tu pareja pueda crecer y realizarse en la vida, sin limitarla y dejar que conserve su verdadera esencia.

Si existen estos elementos entre las dos personas acompañados del respeto y admiración, pienso que estamos caminando al lado de la persona correcta.

Si estos factores no existen en una relación, posiblemente hemos elegido a la persona equivocada.

Saber vivir en pareja es un desafío diario, es una gran tarea que no se debe descuidar, desde el momento que uno de los dos se despreocupa de estos factores, posiblemente se verán obligados a enfrentar futuros conflictos, producto de una relación insatisfecha.

Estudios realizados han demostrado que las parejas que viven saludablemente tienen una mejor calidad de vida, mientras que las que no logran vivir sanamente viven continuamente amenazados por problemas de salud, como depresión, dolores crónicos, enfermedades inmunológicas.

Debido a esto, es preciso que se deba establecer un limpio y amplio diálogo para poder mantener un equilibrio en la relación, esta conexión producirá que se logre conocer las inquietudes y vivencias de cada uno, todo esto debe ser respetado de ambas partes.

El mantenerse comunicados será fundamental, para así poder conocer sus anhelos, propósitos y objetivos en la vida.

Recordemos que nunca la violencia verbal o física será la mejor herramienta para resolver un problema de pareja.

Actualmente la forma de vida debilita el lazo familiar, el cuidado de los hijos, las responsabilidades en el trabajo, situación económica, la alienación actual que estamos viviendo, la tecnología y la gran demanda de los aparatos inteligentes, ha roto la comunicación, produciéndose inconscientemente una barrera que a la larga termina apagando el vínculo que se ha establecido.

Todos estos hechos producen incontables desajustes, no sólo en la relación, sino también en las personas que forman parte de ese entorno familiar.

Los conflictos dan como resultado una vida sin calidad para sus hijos, quienes posiblemente vivirán problemas de comportamiento y dificultad para realizarse en su vida de pareja cuando sean adultos.

Después de la etapa del enamoramiento que es la más sublime viene la verdadera realidad, porque en el enamoramiento se alberga la emoción, sexo, pasión, pero cuando esto pasa nos encontramos cara a cara con la verdad, es ahí cuando viene la otra etapa, donde todo eso empieza a mermar, entonces nos queda lo esencial, esto implica hacernos la vida más agradable con los elementos más importantes de cada uno.

La intimidad se debe reafirmar siempre, la complicidad del uno con el otro es fundamental, pero no debemos dejar de ser seres libres con nuestras propias vivencias, respetando siempre el espacio de cada uno.

¿Qué sucede cuando estos factores empiezan a desaparecer? se desencadena una serie de conflictos que afectan la intimidad, ya no hay reciprocidad, las expectativas como pareja empiezan a desaparecer, la relación comienza a sumergirse, en algunos casos no quieren separarse, el dolor que produce el desapego muchas veces es difícil de manejar, y es entonces cuando se emprende la búsqueda a la solución del conflicto, buscando a profesionales para recibir terapia y así poder recuperar lo perdido, retomar el espacio que sin querer se fue descuidando, en muchas ocasiones es un proceso desgastante que se produce demasiado tarde.

Lo importante es no llegar a ese extremo, hay que aprender a vivir en pareja, la tarea no es fácil, pero tampoco difícil.
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domingo, 11 de noviembre de 2018

Rendir culto a las cosas materiales - Orlanda Torres


Existen personas que a lo largo de su vida se preocupan más por tener una vida con lujos y detalles sofisticados, muchas de ellas viven en lujosas mansiones que al final del día ni siquiera pueden disfrutarlas.

Lo hijos ya han partido, muchos de ellos ni siquiera pueden gozar esa casa con su pareja, llegan muy tarde después de una larga jornada laboral, se sienten agotados y simplemente prefieren descansar.

Normalmente estas personas se identifican coleccionando objetos caros, de gran valor material, sin embargo, no se sienten emocionalmente contentos, aunque logren tener todo lo material que exista, estas personas presentarán en su interior trastornos de insatisfacción, llevando así, una vida netamente existencial.

Pienso que la mayoría de estos coleccionistas vivieron una niñez carente, por eso el afán de sentirse poderosos cuando son adultos, rodeándose de lujos y de cosas para suplir su vacío. Es posible que saturándose de estos elementos aumente su poder hacia los demás, pero en realidad, en su interior son seres verdaderamente inseguros y débiles.

Se ha comprobado muchas veces que el individuo que presenta carencias afectivas tiende a reemplazarlas con objetos, porque siente en su interior insatisfacción, demostrando con su comportamiento una gran debilidad emocional.

Muchas de ellas pueden ser personas que no efectúan el trabajo deseado o anhelado; o sea, existe una falta notable de lo que significa la realización profesional.

Otras tienen grandes desajustes en su interior como: carencia de afecto, de autorrealización, inestabilidad en su hogar, mala relación interpersonal entre su pareja, hijos, amistades, inseguridad personal, baja autoestima; en otras palabras, son personas que presentan disconformidad con su realidad, con su entorno y con su propio yo.

En la mayoría de los casos, estos individuos consideran que deben suplir sus carencias acumulando objetos y lo hacen como un mecanismo de defensa, pero en realidad son seres que se sienten netamente vacíos.

Cuando nos encontramos en situaciones verdaderamente difíciles como la muerte de un ser querido, una enfermedad terminal, cuando nos quedamos solos e imposibilitados, ningún elemento tiene sentido, pierde todo valor ante tan abrumadores sucesos, porque nada material garantiza una vida llena de sosiego.

¿Qué puede ser más importante en el ser humano? lo material o sentirse emocionalmente realizado?

Considero que cuando nos sentimos verdaderamente realizados, satisfechos con nuestro “yo” y con nuestro entorno, vivimos una vida despejada y llena de placer, no importa la carencia material que pudiese existir, el ser humano busca la aceptación del ambiente en el que vive, sintiéndose contento con las cosas que guardan poco valor, pero que lo acerca más hacia la auténtica felicidad.

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domingo, 4 de noviembre de 2018

Cómo enfrentar una crisis - Orlanda Torres

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La mayoría de las crisis tienen connotaciones negativas e implica que tengamos que vivir un periodo difícil en nuestra vida. Conocemos que las crisis vitales son aquellas que surgen de forma inesperada de manera repentina y nos obligan a tomar decisiones inmediatas que en ocasiones se hacen difíciles de tomar.
Y existen las crisis circunstanciales que son aquellas originadas por un hecho que las precipita como un divorcio, muerte, enfermedad desastre natural etc.
 Algunas pueden durar periodos cortos, otras pueden durar largo tiempo  que nos impiden seguir con nuestras habituales acciones diarias. Las más duras pueden lacerarnos, dejándonos huellas y en algunas ocasiones cicatrices que hacen que todo nuestro ser se movilice y cambiemos nuestra actitud y procedimientos, haciéndonos seres más fuertes. Este evento hace que nos saquemos la capa externa y construyamos una nueva para protegernos, este estremezón hace que te adaptes y aceptes muchas cosas que antes no las considerabas importantes en tu vida. Pasas a otro nivel.
Las crisis son pruebas que nos hacen sentir que estamos desamparados, desprotegidos, huérfanos y fragmentados. Es ahí donde empiezas a redescubrir formas y estrategias para rescatar tu “yo”. 
Entonces empiezas a movilizarte para hacer cambios y reinsertarte nuevamente en el engranaje de la vida y en algunos casos tener que aceptarte como una nueva persona, debido a las alteraciones sufridas por la crisis que dejó huellas en tu ser.
Una crisis puede romper ilusiones, sueños y hacer que tu vida de un giro sorprendente, pero lo más interesante de todo esto, es cómo vamos canalizando, aceptando y adecuándonos ante estos acontecimientos abruptos.
Es un reto más de la vida que nos pone a prueba y nos obliga a adaptarnos al nuevo escenario donde nos tocará vivir.
En muchos casos empezamos asumir mejor los hechos y tenemos una percepción más clara de la vida y aceptamos que nada es estático, que la vida es cambio constante y que, aunque no todos estamos preparados para sucesos inesperados, tenemos que tener en claro que siempre debemos estar atentos y saber que mientras estemos vivos, la vida puede sorprendernos en cualquier momento y debemos encarar los sucesos de la mejor forma para poder convertirnos en mejores seres humanos.
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