sábado, 30 de junio de 2018

Lidiar con la etapa final - Orlanda Torres




Cuando miro aquellas personas que pintan sabias canas y caminan como si la vida les pesara, me he detenido a preguntarme ¿Qué difícil debe ser llegar a cumplir tantos años? al momento he cruzado algunos y en ocasiones me suele ser complejo lidiar con ellos. ¿Cómo será con aquellos adultos mayores que nos doblan la edad?  
Creo que llegar a tener más de los ochenta es un privilegio que muy pocas personas pueden tener, para algunos será como un premio, porque han envejecido teniendo buena salud, rodeados de sus seres queridos y siendo amados. Algunos habrán cumplidos sus sueños y sus más apreciados anhelos; para otros, quizás partir sería una solución sabia y su mayor deseo, porque dejando de existir terminarían con una serie de dolores, sufrimientos, y deseos no cumplidos, como el no tener a sus seres amados cerca, porque ellos decidieron permanecer ausentes. Pareciera increíble, pero se ha evidenciado que es en esta etapa cuando más se abandona al anciano, es como que se olvidaran de ellos.
Los que aún tienen el privilegio de estar vivos y saludables habrán visto a través de sus años vividos muchos de sus entrañables amigos partir, aquellos compañeros de infancia y de la bella juventud, también a los seres que se amaron profundamente, como los padres, hermanos, los amores que no se olvidan, aquellos amores prohibidos, esos que dejan huellas imborrables en el corazón.
Mientras transcurren los días, esperan sentados en su eterna silla, evocando vivencias pasadas, pretendiendo recuperar aquellos años que nunca volverán.
Termina el día, aparece el ocaso y se va perdiendo la esperanza, solo se piensa que posiblemente en cada nuevo amanecer esté más cerca la partida.
Llegar a la vejez y lidiar con ella es sinónimo de sabiduría y riqueza emocional, pero en muchos casos es también el reflejo del abandono y la soledad absoluta.
Cuando se llega a este estado, en algunos seres empieza a invadir la desesperanza y cada día se hace más pesado llevarlo a cuesta, esos días ya no suelen ser disfrutados, solo soportados.
El día y la noche suelen tener parecidos, no existe algo diferente o especial, solo resta esperar, se espera al amigo, al hijo amado que siempre está ausente, a los nietos y al familiar, pero que quizás no puedan llegar, pero que, aun así, se los espera para que den un momento de compañía y calor humano que a la final no sucederá.
En esta etapa las cosas materiales ya pierden todo valor, carecen de sentido, es entonces cuando se empieza apreciar más el amor de la pareja, si aún existe, la comprensión de la familia o de aquellas personas humanitarias que querrán acompañarlos en su partida. 
Todos llegaremos a ese estado natural de la vida, envejecer es un proceso del cual nadie está exento, solo aquel que fue sorprendido por la muerte prematuramente.
Mientras, se espera el ultimo día, cada momento se agradece, porque se tuvo la oportunidad de haber sido vivido agradablemente.
En esta etapa de la vida solo cabe “esperar”, sabiendo que ya no existe ningún tipo de “esperanza”, muchos esperan en silencio y solitarios una grata compañía que le dé sentido a su día final.........
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