viernes, 20 de febrero de 2015

REFLEXION


Cuando albergamos en nuestro interior el sentimiento de odio, inconscientemente estamos destruyendo  nuestro propio yo.

Muchas veces el ser que más odia es el que tarde o temprano terminará  aniquilando su propio ser.

No es necesario gastar nuestro valioso tiempo de vida odiando a las personas que transcurren  por nuestro camino y muchos menos aquellos que forman parte de nuestro destino.

Este sentimiento provocará  un desgaste personal que no proporcionará  nada productivo para nuestra evolución.

Recordemos que llegar a sentir este sentimiento tan básicamente mezquino puede ocasionar un  impedimento en nuestra realización personal.

Toda persona que se acostumbra a odiar se auto destruye lentamente, porque eso no produce más que  un desgaste psíquico lamentable.

No olvides que el que odia es el ser que más alberga sufrimiento,  debilidad e inseguridad, mientras que el odiado simplemente es un espectador de una deseo tan absurdo y egoísta. 

Los seres que hospedan  este sentir, muchas veces viven en su interior sentimientos de ira y frustración, debido a esto se convierten en  personas hostiles.

Trata de no cobijar  este sentimiento tan nocivo, porque cuando se aloja el odio en nuestro interior nos convertimos en seres incapacitados.


El odio es un veneno que lastima y corroe el alma, no llenes tu vida de sombras, si eso llega a suceder, posiblemente te destinarás a vivir una vida sin luz y probablemente te convertirás en un ser infeliz. 

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