Debemos comprender que el proceso de la vida tiene límite y que debemos entender que ese curso tendrá que finalizar en algún momento.
Superar la pérdida o una separación de cualquier ser querido siempre es un proceso duro, desgastante y muchas veces perdura por mucho tiempo para asimilarlo y entenderlo.
Algunas personas lo superan con mayor prontitud que otras, pero tarde o temprano se lo llega aceptar como un hecho ineludible del cual nadie esta exento.
Cuando empezamos hacer conciencia de la realidad, es ahí cuando nos volvemos a reinsertar a la cotidianidad, sabiendo sortear estos vacíos, es así como empezamos a asumir la ausencia para poder continuar nuestro camino y encontrar nuevamente la satisfacción que se perdió en ese proceso de la vida.
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