sábado, 26 de marzo de 2022

SUPERANDO LA PERDIDA DE MI PADRE - ORLANDA TORRES


 


Siempre veía entre mis amigos y  conocidos la publicación de la pérdida de su madre,  padre o de algun ser muy querido.

Nunca pensé que la del mío estaría cerca, hoy ya puedo escribir y narrar lo que se siente cuando se pierde a un padre amado.

Hoy cumples dos semanas que  dejaste este plano temporal, sin embargo personalmente deseo expresar que físicamente no te tengo, pero que te siento a mi lado cada día.

[Según Sigmund Freud "el padre del  psicoanálisis" indica lo que se siente ante la pérdida de un ser querido: Ese dolor, ese vacío, no se borraría nunca. Podría debilitarse con el tiempo, pero no olvidarse. Que no hay refugio donde poder aliviar el sufrimiento] 

No sé quién me llamará ahora para conversar largas horas, ni a quien llamaré para dialogar sobre temas interesantes que me hacían sentirme orgullosa de ser tu hija.

Tus sabios consejos, tu planteamiento con respecto a la vida y la cotidianidad o simplemente una receta médica verbal que cure mis dolencias.

Papi hoy llevo otros dolores a cuesta, uno de ellos,  el dolor en mi alma, curiosamente para ese dolor nunca me escribiste una receta.

Te acompañe en tus últimos días, la vida y Dios me regaló ese privilegio.

Siempre le pedí que cuando llegase ese momento pueda estar cerca de ti y me lo concedieron, a pesar de todo me considero una hija afortunada.

Hoy serán pocas las palabras que le dedique a mi maestro, a mi entrañable amigo y confidente, a mi padre amado, pero estoy convencida que  me sobrará tiempo para escribirte y así podré en cierta manera aliviar mi dolor.

Solo quiero decirte que cumpliré con todo lo que me dijiste en vida que haga desde arreglar tus pendientes, como también saber comprender a los equivocados.

Aquellos que obran mal, aquellos que en vida te olvidan y aparecen cuando ya no estás.

Aquellos que cierran puertas, pero que sin querer se abren ellos mismos otras que los conducirán a donde sus acciones los ubicará por la “Ley Universal”

Tu siempre me enseñaste a obrar bien en la vida y que no debemos porqué admitir las injusticias sin sentirnos afectados.

Fuiste un ser extraordinariamente humano, antes de considerarte un gran padre, maestro, médico, amigo y poeta.

Y deseo que te recuerden como ese gran ser creyente de la fragilidad humana, amante de la paz y la justicia y refractario ante el atropello y el abuso hacia los que están en desventaja y desprotegidos.

Gracias padre por el gran legado que nos dejaste no solo a tus hijos sino a tantas personas que les enseñaste con tu ejemplo el verdadero sentido de la vida.

Como me decías “Este es un nuevo día, porque siempre se puede comenzar de nuevo “- Facundo Cabral

Hasta pronto!


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