Estamos enfrentándonos ante una crisis inimaginable.
El mundo entero se ha paralizado frente a un virus que
está terminando con muchas vidas humanas. Un verdadero drama social.
Las personas claman hoy más que nunca a Dios que los
proteja, los guie y le derrame
bendiciones.
Este acontecimiento inesperado que no pidió permiso
para irrumpir con la vida cotidiana nos está dejando numerosas lecciones y
enseñanzas.
Una de ellas es que debemos hacer conciencia y detenernos
a valorar lo que realmente tiene importancia
en la vida.
Esto es una advertencia para el mundo y nos
recuerda que debemos ser más, humanos
recíprocos y solidarios.
Nos esta enseñando también a reconocer las
cosas que antes las considerábamos “simplicidades” como el reunirnos
en casa, darle importancia a los nuestros y a los seres que necesitan de
nosotros. Hoy todos necesitamos de todos.
Que es hora de dejar atrás banalidades, cosas
materiales innecesarias y detenernos a pensar un poco en el sufrimiento de
nuestros hermanos, nuestra familia y de la sociedad.
Todos nosotros sin excepción alguna estamos viviendo un
tiempo de profunda reflexión y deseamos que este suceso pase pronto para
reincorporarnos a nuestras labores diarias,
pero estoy convencida que después de haber enfrentado a este monstruo
silencioso ya nadie podrá ser el mismo
de antes.
Considero que una de las cosas que él nos dejará como enseñanza
para la humanidad será “La Solidaridad Humana” que estaba
extinguiéndose.
Lastimosamente los valores están desapareciendo y el
individualismo estaba prevaleciendo en el mundo.
Creo profundamente que después de esto resurgiremos y
cada cual sabrá cómo modificar su comportamiento.
Recordemos que cada acto que hagamos hacia los demás
será lo que definirá nuestro proceso en la vida.
Hoy nos enfrentamos hacia un cambio inevitable y ese
solo lo sabes tú.
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