Ante la situación que estamos enfrentando tenemos que
estructurar una nueva modalidad de vida.
En nuestros hogares debemos delegarnos actividades,
donde los adultos deben establecer una rutina diaria, los padres tenemos que
estructurar un plan de actividades para los hijos, que les permitirán establecer una buena
adaptación en medio de la situación que se está sosteniendo.
Ahora tenemos tiempo para hacer lo que antes no podíamos
debido a las múltiples ocupaciones.
En el caso de los padres tendrán tiempo para poder
interactuar con sus hijos, poder dialogar, practicar la enseñanza y jugar con
ellos. Normalmente no se lo podía hacer, en realidad se delegaba esas actividades
a los centros de estudios y no era lo más aconsejable.
Se podrá también compartir en familia un almuerzo o
una cena algo que también se hacía anteriormente de manera esporádica.
De esa forma se rescatará el diálogo entre los
integrantes de la familia ese diálogo constructivo que prácticamente estaba
despareciendo.
Ahora se podrá valorar más ese abrazo que muchas
personas aun viviendo bajo el mismo techo no se lo apreciaba ni se producia,
todo lo arreglaba la tecnología.
Se van a redescubrir esos afectos hacia nuestros seres
queridos, aquellos que al parecer estaban debilitándose.
Obviamente vamos a poder compartir más con los seres
olvidados nuestros adultos mayores, aquellos que en algún momento se
consideraban casi un estorbo porque no se tenía tiempo para escuchar sus clásicas
anécdotas o cuentos de su bella juventud.
Las parejas tendrán más tiempo para dialogar para
reencontrarse a través de la convivencia es ahora donde se definirá la
tolerancia el respeto y ese compromiso establecido, que demostrará una verdadera
complicidad que sustente y que sostenga la relación escogida, donde se mostrará
la durabilidad de los sentimientos a pesar de las circunstancias y la
adversidad.
Existirá también esa complementariedad en todos los
aspectos que definirá una sana convivencia entre los seres humanos.
Ahora vamos a empezar a valorar muchas cosas que ante
no las considerábamos esenciales como nuestra casa que aun teniendo todas las comodidades
dentro de ella no teníamos tiempo para disfrutarla.
Igualmente se apreciará mucho más el trabajo, aquellos
que lo han perdido, ese trabajo que muchas veces renegábamos para acudir a desempeñar
nuestras labores diarias.
Y vamos a poder tener tiempo para identificar la
importancia de la naturaleza, ese bello amanecer, el trinar de los pájaros y la
bendición divina de poder despertar cada mañana en nuestro hogar sano y salvo.
Lo que le llamábamos “simplicidad”
Muchas personas hoy estarán en una cama de hospital
luchando por vivir y sin saber si realmente tendrán un mañana cargado de
esperanzas.
Y para aquellas personas que estén viviendo solas tendrán
que buscar actividades que los mantengan ocupados para que emocionalmente se
sientan saludables, y deberán estructurar un plan de vida para que su estancia
sea agradable y llevadera en estos momentos de crisis.
Recordemos que las crisis no solo nos conducen hacia
una etapa de recuperación sino también de aprendizaje, es por eso que se indica
a la persona, que muchas de estas crisis son circunstanciales y el ser humano es el único que decide sufrir o
fortalecerse en ella.
Toda crisis es transitoria y debemos tener presente
que no podemos lamentarnos y estancarnos, sino más bien resurgir en medio de
las tempestades, fortalecido con una postura firme invadida de fe y esperanza.
Estoy convencida que después de esta crisis que nos ha
tocado resurgiremos renovados y mostrando la mejor versión de nosotros mismos,
porque sea como sea las crisis siempre vienen para establecer un cambio en
nuestras vidas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario