Creo que cuando enfrentamos sucesos emotivos,
significativos y dolorosos nos damos cuenta que la gloria no nos garantiza una
vida larga, que el dinero no te puede comprar la salud ni te aleja de la
desdicha o adversidad y que la fama no te asegura tener una vida sin
infortunios.
Siempre he sostenido mi filosofía de vida, nada
material nos acredita que tengamos un camino sin amenazas, llegar a la cima y
tener notoriedad tampoco nos libera de los procesos naturales de la vida, como
enfermedades, muertes, separaciones y pérdidas.
Algunas cosas
materiales nos asegurarán bienestar, pero no nos comprará la tranquilidad ni
nos afirmará que viviremos sin desventura.
Lo más
importante es valorar cada instante de la vida, preservar siempre tu bienestar para tener una vida sana, pues
ella es un gran tesoro que muchas veces
no sabemos apreciar.
Trata de
disfrutar a los seres que amamos, porque desconocemos cuando la vida
pueda privarnos de ellos. Hacer el bien a los seres que nos rodean, alegrarnos
de los pequeños e insignificantes momentos que nos regala la vida, y tratemos siempre de llenar nuestro
centro espiritual de armonía y luz.
Por eso
enfoquémonos en el día a día, no nos desgastemos en un pasado que no volverá ni
en un futuro que no conocemos. Vive, vive intensamente el "HOY"
porque no sabemos si tendremos un mañana.
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