Todo el que emigra, normalmente la mayoría se enfrentan a un desarraigo
duro casi irresistible; por ello se paga un alto precio. El tomar este
tipo de decisiones tan cruciales marca la vida de cualquier ser humano. Se
empieza a vivir un duelo largo y permanente donde hay que lidiar con
separaciones y pérdidas.
Esto hace que se
busque la adaptación en el nuevo entorno para recuperar la propia
identidad. El ser humano busca recomponer el camino tratando de acomodarse a
los nuevos cambios, nuevos empleos, un nuevo proyecto de vida que implica
nuevas relaciones, nuevos contactos; prácticamente un cambio total en un
horizonte desconocido e incierto.
Todo parece ser
fácil, pero se vuelve muy complejo más aún, cuando se cree que todo lo que se
conserva y se ha aprendido en años anteriores puedes aplicarlo en tu
nuevo habitad, sin embargo, encuentras
que todo lo que ya habías fabricado en tu lugar de origen donde
tuviste seguridad emocional y respetabilidad, no te sirven en
los más mínimo porque te tropiezas con nuevas costumbres con diferentes
procesos, un sin números de barreras que imposibilitan tu desarrollo personal y
sientes que pierdes un poco la coherencia de lo que se está
viviendo; es entonces cuando empiezas a hacerte cuantiosas
preguntas.
¿Qué hago
aquí? ¿qué voy a lograr aquí? ¿qué
espero y deseo para mí en este lugar?
Los procesos de
adaptación y de integración al nuevo sistema se vuelven complicado casi
dificultosos. La competitividad en el nuevo espacio implica un desfavorable
rendimiento. En muchos casos hay personas que pueden asimilarlo con más
tolerancia que otras. Existen personas que necesitan mucho más tiempo y
otras nunca llegan a ajustarse.
La separación
con sus seres queridos, los sentimientos de soledad y desesperanza juegan un
factor importante y la lucha constante por la supervivencia en un entorno
totalmente desconocido y muchas veces hostil se torna una gran pesadilla.
Muchos
inmigrantes sienten nostalgia por todo aquello que se dejó y se abandonó, por
todo aquello que quedó atrás, pensando que lo que se escogió iba ser mejor, sin
saber que debía pagar un alto precio. La barrera del idioma,
las diferentes costumbres, las nuevas amistades con diversas culturas, la
ausencia de la familia. Todos estos factores se convierten en una carencia
total de los elementos más primarios y necesarios de todo ser humano.
Obviamente, esto amerita un crecimiento emocional y personal severo e
inevitable producto del abrupto cambio al que el individuo está siendo
sometido.
Todos estos
procesos provocan desajustes emocionales como la culpa, trastornos depresivos,
tristeza, desamparo, inutilidad, pesimismo, cambios de carácter; su
comportamiento se ve amenazado, confusión, ansiedad y en muchos casos,
desesperación al borde de querer perder hasta la existencia.
Esto converge a
que se viva situaciones muy estresantes por motivo de que no te sientes
respetado ni aceptado, muchas veces por tu misma situación migratoria inestable
donde muchos viven en la oscuridad con el temor de ser descubiertos y
convirtiéndose en presa fácil de la deportación. Entonces aparecen
los sentimientos de recelo y angustia por no ser atrapados, empieza a
invadir la incertidumbre y el temor al fracaso debido a que el inmigrante
está siendo sometido a desistir de sus propios sueños.
Este proceso no
solo genera angustia para el inmigrante, sino también para su familia y seres
que vieron partir a su ser querido que hoy no lo tienen a su lado y desconocen
cómo es en realidad su futuro en ese país extraño.
Se ha demostrado
que el inmigrante siempre tiene deseos de luchar para no derrumbarse, para no
sentirse derrotado, aunque siempre encuentre tropiezos y barreras que
dificulten su avance.
Muchos de ellos
logran sus objetivos más primarios a los pocos años de haber emigrado,
pero otros tardan años para lograrlo; en cambio otros nunca llegan a
conseguirlo. Es entonces donde no todos tienen esa capacidad, pero hay que
empezar a optar por la adaptabilidad como la única arma de defensa para la
supervivencia y así evitar todos esos sentimientos que desgastan al individuo.
La esperanza juega un papel importante, porque mientras ella existe, el ser
humano busca incansablemente el reacomodarse en el medio escogido, para
poder solucionar sus problemas esenciales.
Los
que encuentran la realización a sus sueños en un corto periodo
de tiempo les produce seguridad baja la frustración y se sienten mucho más
animados y confortables porque han dado cumplimiento a sus objetivos
planteados; otros, sin embargo, viven sumergidos tratando de encontrar en cada
amanecer una salida a sus dificultades como único medio para sentirse menos
agobiados y así poder evadir su propia realidad.
Termino
puntualizando que lo importante no es sólo aprender a adaptarse en el
medio escogido, sino aprender a vivir en ese medio. De no ser
posible, lo más saludable es buscar la solución más aceptable para poder
proteger su estado emocional conservando claramente el concepto de lo que
significa mantener su propia identidad y su verdadera esencia.
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Excelente!
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