A esta etapa de la vida, he aprendido a encontrarle su verdadero significado, nada me ofende ni me extraña, aprendí a conocer a
las personas, a reconocer los errores humanos, sus respuestas sin educación, y
sus irreverencias. He comprendido los comportamientos de las personas, muchas
veces carentes de cortesía y amabilidad, nadie es perfecto, recibes gestos
buenos de quienes menos esperas, una llamada, un mensaje o un simple texto, de
personas que ni siquiera imaginas, y te
quedas esperando el reconocimiento de tus seres más apreciados, pero esos
nunca llegan, no te explicas la razón, pero se lo vive.
A mis años aprendí que todo o nada puede suceder, y si algo acontece ya no debería causarme asombro
ni extrañeza. Se debe esperar lo bueno, como también lo
malo y debemos estar preparados para las adversidades y los momentos más
relevantes.
Lo que más le agradezco a esta etapa de la vida, es
que uno se vuelve más selecto, y aprendes a darte cuenta que no debemos desgastarnos en
cosas innecesarias, que todo tiene un porqué y un para qué y que para todo
existe una respuesta, posiblemente la encuentres hoy quizás mañana o muy posiblemente
nunca debas hallarla.
Hoy respiro tranquila, camino contemplando mis días y espero con
pausa los hechos, porque a esta etapa ya la vida suele
disfrutársela con más conformidad, transitando el camino escogido, amando a mis
seres queridos, viviendo en armonía para retomar la verdadera paz.
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