Cuando existe
un desarraigo emocional y físico el deseo de reencontrarse con los seres
queridos se hace inevitable y se convierte en una prioridad.
Cuando se
emprende la partida, se produce un desarraigo muy fuerte,
siempre sentiremos nostalgia de lo que se abandonó, es
entonces cuando pensamos que la voz a través del teléfono
o la letra escrita pueden llenar los espacios que se
establecieron cuando decidimos alejarnos.
El sentimiento
de la lejanía es muy fuerte, es importante para todo ser humano reencontrarse
con su pasado, consigo mismo y con sus verdaderas raíces, ese vínculo jamás
debe ser violentado.
El estar
aislado por voluntad o por situaciones fuera de control, hace descubrir fuerzas que el
ser humano desconoce, es ahí donde se empieza a vivenciar poderes
que desconocemos poseer.
Solo cuando se
está en esas condiciones es cuando el hombre logra desarrollar mecanismos de
defensa y de supervivencia que desconoce.
El aislamiento
es un estado elocuente y a la vez enriquecedor, te permite aprender a
superar situaciones que no imaginas que podrías vivir y así mismo permite reconocer y valorar lo que en muchas
ocasiones nos pareció insignificante e intrascendente.
La fe y el
deseo de reencontrarte con tus seres queridos te hacen mantener viva la
esperanza y se convierte en tu mayor motivación para alimentar tus
días, la esperanza suele derrotar la angustia y la inquietud,
poniéndole fin a un período sombrío
y paralizador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario