Uno no reconoce el verdadero valor de la salud
hasta que la siente amenazada. Sólo cuando estamos enfermos empezamos a darle
el verdadero sentido a la vida y aprendemos a valorarla.
Ante una salud quebrantada quedan atrás
los grandes reconocimientos, las riquezas, los logros obtenidos y todo lo que
nos ha producido orgullo.
Es ahí cuando nos damos cuenta de que si
bien es cierto el dinero ayuda mucho a sentirnos desahogados y despejados en la
vida, también se convierte en ese momento en un elemento que pierde valor ante
un suceso inevitable e irreversible.
Cuando se está postrado en una cama de
hospital, el dinero pierde todo su valor, porque nada de lo que pudimos haber
acumulado podrá recuperar a una persona que solo le queda poco tiempo de vida.
Debemos preservar la salud como un
gran tesoro, únicamente cuando estamos frente a esta amenaza descubrimos que no
somos nada si carecemos de ella.
Todo pierde sentido en la vida cuando
estamos imposibilitados y desconocemos si en algún momento vamos a poder
levantarnos. ¿Me pregunto por qué existen personas que juegan con la vida o con
su propia salud, sin darse cuenta del inmenso valor que tiene?
Mientras se tenga salud se pueden
perseguir los sueños y tus objetivos de vida, valórate y dedica más tiempo en
cuidar tu cuerpo.
Muchos de nosotros en algún momento nos
hemos visto amenazados, quebrados, débiles y es ahí donde hemos aprendido a
apreciar las simplicidades y a reconocer
que cada mañana es un regalo divino donde debemos reencontramos con Dios y
darle las gracias por un nuevo día y un nuevo comienzo.
Recuerda que del trato que te des dependerá
tu salud. No acumules nada que perturbe o desestabilice tu centro. Haz feliz a
los que comparten tu entorno, sin el amor de los seres que te rodean, no se
puede percibir la paz.
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