Lo
más preocupante en la actualidad es la salud mental de nuestros niños y
adolescentes, pero para que un niño se desarrolle con una inteligencia
emocional sana debemos revisar, cómo es su entorno familiar y cómo se
relacionan sus progenitores.
Si los
padres se maltrataron física y emocionalmente durante mucho tiempo delante de
sus hijos, donde el abuso verbal, físico, y emocional imperó, es casi seguro
que la autoestima de esos hijos se verá afectada en su desarrollo como individuo
sano.
Cuando
el hijo se vuelve testigo de una relación tóxica como la de sus padres se están
convirtiendo en víctimas directas y posiblemente quedarán marcados emocionalmente
dejando huellas casi insalvables y por ende irreversibles.
Cabe
señalar que cada palabra, gesto, o intención que esos padres tuvieron entre
ellos de manera agresiva quedará internalizado en la inocencia de ese niño, la
misma que tendrá repercusiones negativas con el transcurrir del tiempo.
Todo
niño que fue testigo silencioso de estos actos tan reprochables en los adultos
muy posiblemente tendrá también relaciones tóxicas y disfuncionales una vez que
lleguen a la adultez, convirtiéndose en víctimas o en personas castigadoras o
crueles con los demás.
Esto
se produce por el hecho de haber sido abusados desde su infancia, por lo tanto,
esto conlleva a una serie de problemas que se van desencadenando a lo largo de
su desarrollo emocional cuando lleguen
a ser adultos, entre ellos podemos mencionar: mala relación en su entorno, en
su centro de trabajo, víctimas de la adicción: como las drogas y al alcohol,
dificultad para encajar en su círculo de amistades, precarias relaciones de
parejas etc.
Además
de estos factores, deja también un impacto psicológico negativo, llevándolo a
un excesivo estrés, que conlleva también depresiones, ansiedades, enfermedades
de índole psicosomático, dolores y enfermedades que cada día se vuelven crónicas,
etc.
Es
importante indicar que estos niños criados en estos hogares disfuncionales
pueden ser rescatados, para esto, es
necesario darles el apoyo adecuado y la ayuda profesional pertinente, utilizando las herramientas
conocidas por los profesionales, para que puedan reinsertarse a una nueva vida que
sea saludable, que les permita integrarse de manera positiva dentro de la sociedad cuando lleguen a ser
adultos, para tratar de que no repitan el mismo patrón que marcó su
infancia, mutiló su inocencia, creándoles inseguridades, y desconfianzas en los
demás.
Hay
que ayudarlos a recobrar su identidad y a que logren recuperar la confianza
perdida en este doloroso episodio de su inocente vida.
Vivencialhoy.blogspot.com
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