Muchas
veces nos rehusamos hablar de todo lo que nos ocasiona sufrimiento, pena y
dolor. queriendo tapar con este comportamiento silencioso las heridas abiertas
que laceran nuestro ser. Algunas personas buscamos diferentes formas de escapes como mecanismos de defensa, la única solución es encarar el dolor para desnudar
así nuestras derrotas.
Estamos
consciente que este proceso es doloroso, pero asumiéndolo y mirándolo de frente,
es la única manera que a la larga nos producirá un estado de tranquilidad que
nos permitirá descubrir la verdadera sanación de nuestro ser. Encontrando esta
sanación estamos purificándonos, por ende, nos convertiremos en seres llenos de
vitalidad para poder hacerle frente a nuevos comienzos, siendo capaces de
provocar nuestro propio renacer del cual todos los seres humanos somos
merecedores.
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