En la actualidad la sociedad tiende a
exigirnos mucho más de lo necesario, muchas personas se ponen metas a veces
innecesarias, como llegar a tener el físico perfecto, el trabajo ideal, el
carro del año, la casa de ensueños, el viaje añorado.
Vivimos en un mundo de competitividad,
convirtiéndonos en objetos dejando atrás al sujeto, “vale el que más tiene”, el
que más puede ostentar, el ser humano aprende a cosificarse y a darse valor por
lo que tiene o aparenta, esto no hace más que producirle una gran carga de
ansiedad al hombre, es ahí donde aparece la frustración, porque se auto exige
demasiado, baja su coeficiente, se pone ansioso, muchas veces al borde de
sentirse tan presionado que puede llegar a la depresión.
El deseo de llegar a tener de forma compulsiva puede
ocasionarle al individuo un estado de estrés y en ese camino pierde la salud, y
cuando ya obtiene lo deseado, poco lo puede disfrutar porque ha perdido lo más
valioso, el bienestar para disfrutarlo.
Es bueno llegar a tener lo que se anhela
en la vida, el deseo de querer poseer cosas materiales puede ser justificado,
pero no de manera desmedida, peor aun cuando se pone en juego la salud de la
persona.
Llegar a resignarse y a no tener el más mínimo deseo por nada,
también puede ser nocivo, porque significa que se ha llegado a un descontrolado
conformismo.
El ser humano no puede llegar a los extremos siempre debe
existir un punto medio, es necesario pensar en ser mejor, pero no el mejor de
todos.
Cabe recalcar que hay que tener metas concretas en la vida, pero
no por esas metas llegar a destruirse, se debe ser flexible con uno mismo, sin
necesidad de exigirse desmedidamente.
El sujeto no debe convertirse en un robot, recordemos que a
veces se puede, pero otras veces no, es necesario evitar que el individuo se
convierta en un ser descontento.
Pienso que debemos disfrutar las cosas que hacemos, hacer lo que
podamos no auto imponernos más de lo que nuestro cuerpo merece. El tren de vida
actualmente nos exige demasiado y está mutilando la esencia del ser humano.
Muchos de nosotros no vivimos, solo existimos y vemos que la
vida se pasa sin poderla disfrutar.
Recordemos que la vida es demasiado frágil y podemos irnos sin
haberla verdaderamente apreciado. Siempre he escrito y considero que la
felicidad es una elección, es un compromiso, pero es algo que debemos buscarla
sin apresurar los tiempos, debe disfrutársela en el camino y en el corto
espacio cuando aparece, pero no presionándola para que llegue, porque eso no
hará más que desgastarnos cada día.
Vivamos más sosegados,
con optimismo, pero no desmedido porque la vida también consiste en fallar, en
equivocarse, pero en levantarnos las veces que sea necesario. Disfrutémosla en
la medida como se va presentando y lleguemos a cumplir nuestras metas, pero sin
cargas que nos desestabilicen, ni nos presionen, para poder caminar serenos
continuando nuestro viaje.